Es verano en el sur, tiempo de abundancia en la naturaleza. El mundo vegetal nos ofrece sus frescos y jugosos frutos, que crecen silvestres en los bosques y por cultivo en nuestras huertas, para calmar la sed estival.
Las frambuesas de intensos rojos, aunque amarillas y negras también, llaman la atención estimulando nuestros sentidos. De fragante aroma y un sabor dulzón exquisito con un mínimo toque de acidez aportan a nuestra salud valiosos nutrientes. Son las frambuesas los frutos de arbustos originarios de Europa, Asia y Norteamérica. Pertenecen desde el punto de vista botánico a la Familia de las Rosáceas y dentro de ésta, al género Rubus.
La mayoría de las frambuesas que viven en Patagonia, asilvestradas y de cultivo, llevan por nombre botánico Rubus idaeus. Rubus proviene de ruber, termino latino que alude al color rojo de sus frutos, e idaeus por ser originaria del Monte Ida, en Grecia. Muchas variedades de Rubus idaeus se cultivan con fines comerciales en Patagonia, siendo ésta región la productora del 70 % de las frambuesas argentinas. Las primeras plantaciones surgieron en El Bolsón en la década del 50’ destinadas a la producción artesanal de dulces y conservas. Desde entonces la producción ha ido en progresivo aumento y en la actualidad se cultiva principalmente en la zona de la Comarca Andina del Paralelo 42 –que abarca El Bolsón, El Hoyo, Lago Puelo y Epuyén– y también en el Gral. Roca y Cipolletti en el Alto Valle de Río Negro y en Trevelin y Colonia Sarmiento en la provincia de Chubut.
Desde un punto de vista comercial, las frambuesas junto con otros frutos como arándanos, moras, cassis, calafate, michay, maqui, etc. se denominan berries por ser frutas jugosas, redondeadas, pequeñas, de sabor dulce acidulado que no tienen carozo. A las frambuesas, en inglés se las llaman raspberry. Las frambuesas negras pertenecen al género Rubus y se las denomina Rubus occidentalis. Son originarias de América del Norte y en los Estados Unidos están muy difundidas y se las conoce como black raspberry. Dentro de las frambuesas rojas hay un gran número de variedades, entre otras la heritage veraniega, la meeker y la fallgold otoñal, esta última de color amarillo.
Las frambuesas, además de ser deliciosas, nos ayudan a ganar salud: tienen un alto contenido de fibra, fundamentalmente de tipo insoluble, que junto a sus ácidos orgánicos –ácido cítrico, caféico, málico y salicílico– estimulan el peristaltismo intestinal ayudando a aliviar la constipación. Estas frutas son ricas en vitaminas del grupo B, como B3 (niacina) y B9 (ácido fólico) y entre los minerales que nos aportan se destacan el hierro, el calcio, el fósforo y el magnesio, siendo, por otro parte, muy bajo su contenido de sodio. Contienen a su vez cantidades importantes de vitamina C y también es apreciable su contenido en vitamina E, las cuales se complementan con su alto contenido en compuestos fenólicos (monofenoles, polifenoles y flavonoides) entre los que se encuentran antocianinas, cianidinas y ácido elágico otorgándoles a estas frutas una gran capacidad antioxidante, la cual ejerce una acción preventiva de enfermedades cardiovasculares y cáncer, particularmente los de cavidad oral, esófago, pulmón. También son potenciadoras del sistema inmune y reguladoras de la presión arterial y la glucemia y están indicadas –por su contenido en salicilatos y minerales– en todos los procesos reumáticos como artritis y fibromialgias, entre tantos. Se trata de una fruta libre de contraindicaciones, recomendada para todas las edades desde el inicio de la alimentación en bebés.
Las hojas de frambuesa, ricas en taninos y flavonoides, en infusión alivian diarreas, son diuréticas, fortalecen el útero en las últimas semanas de embarazo y realizado gárgaras con dicho té se alivian dolores de garganta.
Quienes caminen por los bosques andino patagónicos de coihues, raulíes o robles pellín podrán encontrar en los claros, al ras del piso, una planta nativa de flores rosadas, 5 pétalos y tallos espinosos: es la miñe miñe o frutilla del chucao, una planta nativa hermana de las frambuesas ya que pertenece al género Rubus. Su nombre botánico es Rubus radicans. Su fruto, una frambuesita pequeña, es comestible. Y quienes caminen más al sur, en los bosques de Tierra del Fuego podrán encontrar otra planta nativa, muy parecida a la frutilla del chucao, pero con flores blancas o color crema: la “frutilla de Magallanes”, otra planta del género Rubus cuyo nombre completo es Rubus geoides.
A todas éstas deliciosas frambuesas conviene comerlas crudas enteras, en puré o licuado. También pueden deshidratarse y combinarse con otras para beber ricas infusiones como los conocidos tés de frutos rojos.
Abunda silvestre en los bosques andino patagónicos la murra, mora o zarzamora. Es un arbusto trepador de ramas alargadas y muy espinosas que pueden crecer hasta 3 metros. Su nombre científico es Rubus ulmifolius, haciendo referencia el término ulmifolius a la similitud de sus folíolos con las hojas del olmo –Ulmus minor–. Es originaria del centro y oeste de Europa y del norte de África y presenta bonitas flores rosas pálido en racimos. Su fruto es comestible y está formado por muchas pequeñas bayas arracimadas y unidas entre sí de un color rojo que torna al negro al madurar. Bien maduras tienen un delicioso sabor dulce y algo ácido.
La murra posee enormes propiedades nutricionales, similares a la frambuesa: tiene un alto porcentaje de vitamina C y es rica en antocianinas, unos pigmentos vegetales que presentan un color rojizo y tienen propiedades antioxidantes que protegen la vista y los capilares de manera excelente. De hecho, consumir estos frutos puede ayudarnos a mejorar la visión y la circulación. Pueden ingerirse crudas –en licuados, jugos, helados y postres– y cocidas en dulces y mermeladas. Los brotes tiernos, vigorosos y carnosos que crecen en primavera, presentan un sabor algo ácido y amargo y pueden consumirse como verdura. Se comen crudos –cortándolos a unos 15 a 20 cm del extremo superior y pelándolos previamente– y cocidos o en tortilla. Las hojas, en infusión, sirven como cicatrizante y antinflamatorio: alivian aftas y llagas bucales realizando buches.
También se cultivan en nuestro sur otras plantas que son híbridos resultantes del cruzamiento de distintas especies del género Rubus, entre ellas podemos mencionar al Boysenenberry, Loganberry, Tayberry, Youngberry, Ryonberry y la Mora híbrida con y sin espinas, entre otras.
Rojas, perfumadas y deliciosas son las frutas de los Rubus.
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