Abocada a la educación rural esta fundación patagónica –que trabaja en Río Negro, Neuquén y Chubut– multiplica sus actividades mientras cosecha los frutos de su labor iniciada hace más de cuatro décadas.
¿Cómo y cuándo nació Cruzada Patagónica?
En 1979, un grupo de jóvenes se propuso iniciar un camino solidario en la región rural de la Patagonia neuquina: acompañar a los pobladores rurales. Hoy, 43 años después, esa misión sigue presente y con mayor alcance, realizando acciones educativas y de desarrollo rural en tres provincias: Neuquén, Chubut y Río Negro. Uno de los ejes principales que orientan en la actualidad las acciones de Cruzada Patagónica es la educación rural. De este modo se crearon escuelas secundarias agro-técnicas gratuitas, con residencias estudiantiles para jóvenes del área rural que no tienen otra opción cercana a sus parajes. Lo llamamos “Educación en y para el campo”, con áreas de conocimiento vinculadas al trabajo productivo en huerta; el cuidado de los animales; tecnología agrícola; diversificación productiva y demás saberes. De esta manera un egresado de estas escuelas se titula como Técnico en Producción Agropecuaria y cuenta con las capacidades necesarias para trabajar el campo familiar o seguir estudiando.
El Centro de Educación Integral (CEI) San Ignacio fue la primera de estas escuelas creada en 1982 y se ubica a 14 km de Junín de los Andes, Neuquén. Tiene la particularidad que además del nivel secundario, cuenta con un nivel Primario para Adultos y de Formación Profesional con modalidad semipresencial. Mediante esta propuesta pobladores adultos de comunidades neuquinas tienen la oportunidad de finalizar o, en algunos casos iniciar, sus estudios primarios logrando aprendizajes de lectoescritura. También, en los Talleres de Formación Profesional los estudiantes logran prácticas muy significativas para su vida cotidiana: instalaciones eléctricas, sanitarias, realizaciones de carpintería. Así es como el equipo docente del semipresencial del CEI se acerca cada semana a diferentes parajes neuquinos como: Trompul; Aucapan; Atreuco; entre otros, para brindar sus clases.
En 2008 la Fundación crea su segunda escuela: el Centro Educativo Agrotécnico (CEA) Valle de Cholila en Chubut. Con las mismas características que su escuela neuquina, esta propuesta educativa se estableció para acercar oportunidades a chicos y chicas de la meseta chubutense, inaugurando la primera residencia estudiantil para chicas en dicha provincia. Los últimos años el CEA se distinguió por su proyecto solidario de energías alternativas por el cual estudiantes próximos a recibirse aprenden a construir e instalar un molino eólico destinado a familias o lugares que más lo necesitan. Actualmente la Fundación se encuentra en un momento muy motivador ya que a fines de febrero se inauguró su tercera escuela: el Centro Educativo Rural (CER) Pilca Viejo. Esta propuesta se ubica en el paraje de Pilca Viejo, Río negro distante 80 kilómetros de Bariloche y 13 kilómetros de Pilcaniyeu y está destinada a jóvenes de la línea sur rionegrina.
El Proyecto Educativo Institucional (PEI) fue elaborado con la participación de más de 20 personas entre docentes, referentes y especialistas, y fue presentado ante las autoridades educativas de Río Negro solicitando su aprobación. Durante enero se realizó la remodelación y acondicionamiento de un edificio en desuso donde mucho tiempo antes funcionó una escuela agraria y cuyo predio cuenta con 11 hectáreas, que el Obispado de Río Negro ofreció para aquel fin.
El CER comenzará sus clases con la formación del primer año para el cual ya hay muchos inscriptos de los parajes de: Corralito, Comallo, Panquehuau, Pichi Leufu, Río Chico, Villa Traful, Paso Miranda, Paso de los Molles, Cuyín Manzano y Pilcaniyeu, entre otros. En las entrevistas realizadas a las familias de los jóvenes postulantes resonaron frases como “quiero venir a esta escuela porque el campo me hace sentir libre” o “me gustaría aprender más de lo que ya sé, para poder seguir ayudando a mis abuelos en su campo y a sus animales”.
Esta nueva propuesta educativa surge de una revisión estratégica de la Fundación; sus primeras dos escuelas agrotécnicas siempre tuvieron mucha matrícula de Río Negro: entre 2007 y 2015, más de 100 jóvenes de Aguada Guzmán, Laguna Blanca, Pichi Leufu, Pilquiniyeu del Limay, Corralito, Río Villegas, Las Bayas, Villa Llanquín y Naupa Huen, entre otros parajes, y de pueblos como Comallo y Pilcaniyeu, fueron estudiantes del CEI San Ignacio. Eso refleja una necesidad.
Además de las propuestas educativas, otro eje fundamental de Cruzada Patagónica es el Desarrollo Rural. Desde la creación de la Fundación se realizan diferentes acciones que parten desde este objetivo, alcanzando mayoritariamente a familias rurales de la provincia de Neuquén. Durante el 2021 se instaló la Dirección de Desarrollo Rural en la Sede de la organización en Bariloche con el objetivo de establecer una estrategia de mayor alcance en el oeste de Neuquén, Chubut y Río Negro.
Desde la apertura de la Dirección, se realizaron recorridas de diagnóstico en las tres regiones; entrevistas a actores claves del ámbito rural; análisis y aplicación de proyectos potenciales para seguir acompañando a los pobladores con más y mejores propuestas. De esta manera se sostendrá todo el trabajo que se viene realizando en Neuquén y algunos parajes de Río Negro, como así también, se busca potenciar significativamente la cobertura abarcando el área rural en Chubut y en la Línea Sur rionegrina.
Cabe mencionar que durante el año pasado la Fundación estableció una nueva sede desde Bariloche, llamada “Sede Sustentable” por el reciclado de tres contenedores marítimos, un sistema de aislación y de aberturas de primera calidad, y la combinación de energía convencional, solar y eólica. Esta nueva sede tiene una ubicación estratégica y equidistante que permitirá acompañar el trabajo con las escuelas de la Fundación en Neuquén y Chubut. Y también, estar cerca del nuevo proyecto educativo: un colegio agrotécnico en la zona rural de esta provincia.
¿De qué manera financian sus actividades? ¿Cuál es su relación con los privados, el estado y las organizaciones de la sociedad civil?
Creemos que la articulación del Estado con Organizaciones de la Sociedad Civil como la nuestra son claves para seguir trabajando juntos sobre las diversas problemáticas presentes en las zonas rurales. Las tres escuelas de la organización son acompañadas con los aportes de los gobiernos provinciales de Chubut, Neuquén y Río Negro, respectivamente.
A su vez, el equipo de la Fundación busca constantemente programas de financiamiento para sostener diversos proyectos tanto educativos como de Desarrollo Rural. Como así también, la articulación con otras organizaciones de la sociedad civil para cumplir intereses comunes.
Como toda organización sin fines de lucro, la Cruzada Patagónica cuenta con el apoyo de personas y empresas donantes quienes apoyan su misión de diferentes maneras. La sumatoria de voluntades es la clave para seguir acompañando a más pobladores rurales de la Patagonia.
Así es como cada año, el equipo de Desarrollo de Fondos de la Fundación organiza una campaña llamada “La Noche de la Patagonia”, en sus inicios contaba con el formato de cena solidaria en donde las personas invitadas colaboraban con la causa. Desde 2020 con la llegada de la pandemia, se reorientó el formato hacia un evento virtual que, en su última edición contó con la participación de más de 1500 personas, 40 empresas y 15 voluntarios.
Además, cada escuela cuenta con un Programa de Padrinazgos Educativos por medio del cual donantes (padrinos y madrinas) realizan una contribución mensual que impacta directamente en la mejora académica de cada centro de estudios: fortalecimiento de plataformas educativas, material didáctico, y todas las necesidades que no son cubiertas con el acompañamiento estatal. De esta manera cada vez que se suma un padrino, las escuelas se hacen más fuertes porque su aporte se refleja en cuestiones cotidianas del mundo escolar, se materializa en material didáctico como fotocopias, libros, material para prácticas productivas como herramientas Lo interesante del programa es que además de que cada donante conoce mejor la realidad de cada escuela mediante informes, su contribución se dirige al común de las necesidades de la institución ayudando de esta forma a cada uno de los alumnos.
¿Cómo es su forma de organización interna siendo tantas voluntades involucradas? ¿Qué fortalezas y debilidades les genera?
La organización cuenta con tres sedes: una en Junín de los Andes, en donde funciona el equipo de comunicación y un auxiliar administrativo; otra en Buenos Aires en donde se encuentra la Coordinación de Desarrollo de Fondos y otro auxiliar administrativo y, la Sede sustentable en Bariloche desde donde trabaja la Dirección Ejecutiva; la Dirección de Desarrollo Rural; la coordinación de Recursos Humanos; Administración y una persona de Desarrollo de Fondos. Todo el equipo mantiene comunicación constante, incluidos los equipos de las escuelas.
Tan variada distribución hizo que las comunicaciones virtuales fueran parte de la rutina desde antes de la pandemia; asimismo al contar con la nueva ubicación desde Bariloche en un punto equidistante, se favoreció el trabajo operativo pudiendo estar más cerca de cada una de las escuelas teniendo en cuenta la habitualidad con que la Fundación recorre el territorio.
La Patagonia tiene largas distancias y estar cerca de los pobladores rurales es una prioridad, previo a la pandemia el equipo de la Fundación realizó un registro de los kilómetros recorridos durante el 2019 con un resultado de 231.448 km con todo el trabajo realizado, esto equivale a 5,8 vueltas a la circunferencia de la Tierra.
La Fundación está integrada por un equipo de 170 personas en total, de las cuales 160 corresponden a los equipos de las escuelas: directivos, docentes, auxiliares y cuerpo de residencias. La organización escolar es igual en ambos establecimientos: un director/a por nivel educativo que trabaja en conjunto con: secretaria, orientadoras pedagógicas, jefe de enseñanzas prácticas y la coordinación de las Residencias Estudiantiles. Este último rol cuenta con el equipo de asistentes de las casas de estudio en donde viven estudiantes de los parajes rurales.
Es así que las residencias para nosotros son el corazón de nuestra obra, ya que allí chicos y chicas rurales reciben las cuatro comidas diarias; refrigerios a media mañana y media tarde; horas de apoyo escolar a cargo de docentes del colegio que se suman a las horas de estudio y actividades deportivas para recreación.
¿Cuáles son las principales problemáticas que detectan en las familias que viven en las zonas rurales? ¿Cuál es el vínculo que tiene con los pobladores y comunidades?
La misión de la fundación tiene como palabra clave “acompañar”, esto implica estar junto a los pobladores rurales, escuchar y comprender. De esta manera es que han surgido las escuelas, como propuestas educativas que sean acordes a sus territorios, sus necesidades y su cultura. Que los jóvenes rurales puedan “aprender haciendo” y volver a sus familias a compartir aquello que aprendieron en la huerta o la granja escolar es uno de los valores de estas escuelas. Los estudiantes de estas escuelas tienen la posibilidad de continuar sus estudios en la universidad, desarrollar su propio emprendimiento productivo o trabajar en alguna empresa o campo de la zona. Y de hecho hay numerosos ejemplos de estudiantes en cada opción, contribuyendo al desarrollo local sustentable de sus comunidades y familias.
La lejanía de los parajes de los centros urbanos, las diversas e intensas condiciones climáticas y los largos caminos hacen que las ofertas educativas sean reducidas para la población rural. Decimos en la Fundación que las Residencias Estudiantiles son “el corazón de la obra” porque posibilitan que cientos de chicas y chicos de los Parajes Rurales más alejados de Neuquén, Chubut y Río Negro puedan tener educación secundaria.
Además de la educación agropecuaria, otra de las preocupaciones presentes en la región son: el acceso al agua; la diversificación productiva; la disposición de energías renovables y el desarraigo rural. Es por eso que desde el área de Desarrollo Rural trabajamos con un enfoque agroecológico, ofreciendo a los pobladores rurales oportunidades de crecimiento productivo y económico, esto deviene en mejoras en la calidad de vida y fortalece su capacidad de gestión y organización. A través de las actividades productivas promovemos el desarrollo local y la permanencia de los pobladores en sus lugares de origen, disminuyendo la emigración a las ciudades. Además, las mejoras productivas impactan en una mejor alimentación, la prevención en salud y la calidad de vida en general.
Todas las actividades se llevan adelante partiendo de las potencialidades y saberes de los pobladores rurales ya que son ellos mismos quienes identifican las dificultades, conocen sus capacidades, y las potencialidades de sus tierras. Y también los que llevan adelante las tareas. Con esta metodología participativa se involucra a los pobladores desde la concepción del proyecto hasta la evaluación final, diseñando estrategias y buscando soluciones en conjunto.
¿De qué manera abordan la interculturalidad en las escuelas y la problemática de los pueblos originarios?
A través de acciones que incentivan en todos los sujetos que transitan las instituciones, la construcción de las propias identidades, especialmente en el reconocimiento y el respeto de todas las culturas. Cruzada Patagónica concibe como los más eficaces medios de oportunidades y empoderamiento a la educación, la cultura del trabajo, la formación en valores, el diálogo y la solidaridad. Ratificamos el diálogo y la tolerancia como herramientas claves para la convivencia democrática, en un marco de mutuo respeto. Los distintos tipos de diversidad: cultural, de credo, de género, de ideología, artística, de sistema educativo, etc. son una riqueza toda vez que pueden dialogar y ayudarse mutuamente en la búsqueda del bien común. Es en base a estos criterios que se aborda la interculturalidad en las escuelas y en cada acción que se lleva adelante desde la Fundación.
Jóvenes de comunidades criollas y mapuches asisten a las escuelas de la Fundación y en los espacios recreativos es muy común que suene una guitarra, un acordeón e inclusive que se baile una chacarera. Los estudiantes disfrutan mucho de compartir la música, la identidad rural está muy presente.
Otro ejemplo de abordaje intercultural más desde lo académico fue el caso del eclipse solar del 2020 presente en nuestra región, el tema fue abordado por partida doble. Por un lado, un grupo de docentes que integran hace unos años de GLOBE –un programa mundial que pertenece a la Nasa para Beneficiar al Medio Ambiente a través de ciencia y educación– incentivó la participación de estudiantes de 1° y 2° año del CEI en un concurso en el cual debieron construir estas cámaras oscuras con materiales reutilizables para apreciar el fenómeno de forma segura. Y, por otro lado, se abordó el tema desde la cosmovisión Mapuche en donde el sol es un elemento sagrado, por esto, este tipo de fenómenos se vive como una manifestación única de la naturaleza y en lo posible, es bueno que cada familia realice sus propios rituales para aportar energías positivas ante esta señal de cambios.
¿Qué objetivos cumplidos identifican como los más importantes? ¿Qué significa la Fundación como actor educativo? ¿Qué objetivos y deseos colectivos tienen para el 2022?
Este es un año muy especial ya que es el primero de nuestra tercera escuela: el CER Pilca Viejo. El proyecto del CER Pilca Viejo trasciende a la escuela, porque, al igual que en Junín y en Cholila, se busca también poner el foco en el desarrollo rural trabajando con la comunidad rural e instituciones y empresas del medio en la capacitación en oficios, mejoramiento de técnicas de producción, promoción de invernaderos, diversificación productiva y fomento del agroturismo, las cooperativas y las energías alternativas.
Este nuevo CER pretende que los casi 270 egresados de escuelas primarias rurales de los departamentos rionegrinos de Ñorquinco, 25 de Mayo y Pilcaniyeu cuenten con una alternativa de educación agropecuaria y de este modo promover el arraigo poblacional frente a la corriente migrante que desde hace décadas tiene como destino las ciudades más cercanas como Bariloche y El Bolsón. Al respecto la expectativa es acompañar a la gente en el campo para que no deban irse de su región, que puedan poner en valor lo que saben y quedarse. Sostener la misión de acompañar el desarrollo integral de los pobladores rurales del oeste de la Patagonia es el objetivo constante que cada año la Fundación enfrenta.
La llegada de la pandemia, como a todos los actores sociales, nos expuso al desafío de continuar la tarea. Es que somos una organización social que trabaja recorriendo kilómetros en zonas rurales; que acompaña a pobladores de parajes inhóspitos; que les enseña a los estudiantes a sembrar, a cosechar, a operar tractores, a criar animales, a manejar pasturas, a hacer miel, quesos, mermeladas; a realizar todo el proceso productivo, además de las materias convencionales… La pregunta y el desafío fue entonces: cómo seguir haciendo todo esto con las tranqueras cerradas, sin poder entrar y sin poder salir, durante casi un año y medio. Cómo seguir haciendo todo lo posible cuando la motivación, los afectos, los vínculos y la vida misma, se sumergían en angustia e incertidumbre como consecuencia de la inesperada pandemia.
La respuesta, una vez más, estuvo en la Misión de nuestra Obra que es la orientadora, como un faro que guio a todo el Equipo en un escenario extremadamente complejo. El foco estuvo puesto en elaborar una propuesta de trabajo afrontando los desafíos de educar y mantener el vínculo con los estudiantes desde la virtualidad; sostener económicamente la Obra, y mantener la motivación de los Equipos Directivos priorizando el cuidado de la salud de las personas que forman parte de Cruzada y el cumplimiento de las medidas gubernamentales. El trabajo realizado desde el CEI San Ignacio y el CEA Valle de Cholila fue de total dedicación: cada docente, cada auxiliar, preceptores, asesorías pedagógicas, asistentes de residencias estudiantiles y los propios estudiantes, han dado lo mejor de sí para sostener la tarea educativa de la mejor manera.
Desde los equipos de cada residencia estudiantil, transformaron la labor fundamental que solían realizar presencialmente; hacia un sistema de orientación pedagógica por medio del cual se buscaba por todos los medios posibles –mensajes de texto, llamados, en los mejores casos audios de whatsapp– mantener el vínculo humano con cada estudiante y sus familias.
Además, las escuelas cuentan con una Coordinación en Educación Tecnológica Educativa que hace años se encuentra desplegando proyectos que involucran las competencias del siglo XXI en las currículas. Desde la implementación de la virtualidad las escuelas ya contaban con una plataforma educativa que estudiantes del CEI San Ignacio usaban con regularidad y estudiantes del CEA Valle de Cholila comenzaron a usar desde entonces. Actualmente se sostiene la bimodalidad (entre presencialidad y virtualidad, según cada reglamento provincial) conscientes que dichas competencias son necesarias en este contexto como saberes útiles de los futuros Técnicos Agropecuarios que egresarán en las escuelas de la Fundación.
Contacto: www.cruzadapatagonica.org / facebook: fundacioncruzadapatagonica
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