A la vera del fogón: Saberes de un meteorólogo

En esta imperdible entrevista oportunamente compartida el meteorólogo Martín Fernández refiere las características de nuestro clima y las maravillas que suceden bajo este cielo.

¿Cuándo y cómo comenzó tu afición por la meteorología?

Comenzó en el año 1989 cuando hice la carrera en la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea. Ahí nació mi afición por las ciencias de la atmósfera. Aunque desde mi infancia en Buenos Aires –en el partido de San Martín– ya sentía atracción por los datos del tiempo y durante mi adolescencia comencé a familiarizarme y a entender qué eran los factores climáticos, los espectros, los diferentes fenómenos que se producen, y a medida que iba pasando el tiempo y me iba interiorizando entendía que el clima no es estático sino que va mutando, se va modificando, que aparecen fenómenos nuevos y eso es lo más atrayente, al menos para mí.

Mi primer destino laboral fue Bahía Blanca en la base Aeronáutica Espora –concretamente en el Servicio Meteorológico– y mi segundo destino fue en Buenos Aires donde me desempeñé como pronosticador. Cuando comencé a trabajar acá en Bariloche –en el aeropuerto local– realizábamos nuestra tarea a partir de datos muy básicos. En la actualidad tenemos un montón de canales y variantes de investigación que aplicamos sobre diversos factores meteorológicos como la medición de la calidad de aire o la medición de la emisión de gases y aerosoles. También contamos con radiómetros con los que medimos la radiación solar, analizamos diferentes aspectos lumínicos, realizamos medición de partículas y un montón de otros estudios.

¿Dónde se estudia Ciencias de la Atmósfera? ¿Qué salida laboral tiene?

Si querés ser observador existen cursos a distancia, podés hacer las prácticas en los aeropuertos a través del Servicio Meteorológico Nacional y después rendir algunos exámenes. Si querés estudiar ciencias de la atmósfera a nivel universitario tenés que estudiar en la Universidad de Buenos Aires o en la de La Plata. La carrera es de 6 años y egresás como Licenciado en Meteorología, es una carrera en la cual se aplica fundamentalmente física, análisis matemático y álgebra.

En este aeropuerto somos técnicos y específicamente hacemos el dato meteorológico, se lee la carta pero no hacemos pronósticos, aunque cada una de las personas que aquí trabajan tiene su especificación. El pronosticador hace puntualmente la carta del tiempo, los informes de riesgo, cartas de altura y diferentes alertas. Nosotros hacemos el dato y sabemos que mientras más certero y mejor hagamos ese dato, mejor el pronosticador va a poder analizarlo. Nuestra zona depende de Buenos Aires, concretamente de pronóstico de Aeroparques, donde hacen la carta del tiempo y el pronóstico para la zona. Del mismo modo en cada región del país hay un centro regional meteorológico.

Hasta hace no mucho tiempo había poca demanda, pero con la llegada de internet el camino se fue ensanchando. Así es como en la actualidad hay más salida laboral en relación a investigaciones o a meteorología aplicada. Los lugares en Bariloche donde se requieren servicios de este tipo son el aeropuerto, el centro atómico, o el Inta por ejemplo.

Te cuento un caso concreto de un trabajo que tuvo que ver con meteorología aplicada. En 2011 con la erupción del volcán Puyehue estuvimos desde el 4 de junio hasta diciembre sin operar ningún vuelo ya que no hubo mediciones de ningún tipo. Directamente a nivel nacional no se volaba con ceniza volcánica en el país. Recién ahí se comenzó a investigar, actualizar el tema, medir las variables y a partir de los resultados de esos estudios se comenzó a volar con ceniza. Por ejemplo en Bariloche hasta con 2 mil microgramos por metro cúbico se puede volar, pero más de eso no.  Es un dato con el que se determina que la calidad del aire –con esos niveles de ceniza en suspensión – no daña los motores de los aviones. Tiene que ver con la densidad de las partículas estudiadas. En ese caso fui yo el responsable de buscar diferentes alternativas de medición. El servicio meteorológico comenzó a implementar estos estudios y a adquirir nuevo equipamiento y las empresas tomaron la decisión de operar con esos índices de ceniza volcánica. Así es que nosotros somos los que informamos si es que hay cenizas en suspensión y la cantidad de las mismas para determinar si el aeropuerto está operable. En Europa se estaba volando con cenizas volcánicas –concretamente en Finlandia– pero en estas latitudes no se había aplicado hasta entonces.

¿Esta profesión ha cambiado mucho con el tiempo? ¿Por qué?

Hasta hace no muchos años nuestra profesión era hacer puntualmente el dato meteorológico. Nuestro parámetro era medir las variables y trasmitirlas. En la actualidad tenemos diferentes tipos de actividades y mediciones: calidad de aire, emisión de gases, reacción solar, cantidad de partículas por caída de cenizas y un abanico enorme de mediciones que se hacen concretamente en el aeropuerto. También tenemos un radar con una onda electromagnética que emite un haz de luz que entra a la atmósfera y nos informa la cantidad de moléculas y partículas.

El meteorólogo es alguien que tiene que estar todo el tiempo aprendiendo porque es una profesión muy ligada a las comunicaciones y a la tecnología de la información. Todo el tiempo están sumándose nuevas tendencias, más ahora, en esta época en la que a partir de Internet las comunicaciones están cambiando y generando un desafío tan importante.

Todo lo que tenga que ver con el tratamiento de datos es lo que más rápido está avanzando en las comunicaciones. Se están desarrollando muchos modelos a partir de la información que brindan los satélites y la posibilidad de tener acceso a más información en menos tiempo. Esto nos permite no solamente mejorar los pronósticos sino también hacer que el grado de error del pronóstico sea cada vez más chico.

En la actualidad la gente tiene una relación particular con el servicio meteorológico y es muy meticulosa con el clima. Vienen a consultar a ver cómo va a seguir o de qué manera va evolucionar una situación determinada cuando hay situaciones que salen de lo normal como en el caso de la ceniza por ejemplo. Pero a veces hay errores como en todas las profesiones, ya que nos movemos con parámetros y modelos numéricos para hacer un pronóstico que puede o no concretarse.

Hay muchos dichos y saberes populares en cuanto al clima. ¿Cuáles son mitos y cuáles verdades? ¿Cuáles son las señales efectivas para hacer un pronóstico?

Una creencia habitual es la que dice que cuando hay un centro de alta presión va a haber buen tiempo, algo que no necesariamente es así. A veces los centros de alta presión traen aportes de mucho aire húmedo. Así es que cuando decimos que la nieve viene de abajo, es que proviene de los centros de alta presión. Un centro de baja presión está asociado a vientos fuertes con una transición de una masa de aire frío a otra caliente. Los centros de baja presión están aparejados al mal tiempo, pero a veces no concuerda con la realidad. El año pasado muchos fenómenos de nieve que tuvimos provenían de centros de alta presión, o sea que venían por la estepa y luego entraban por la montaña.

Para ponerlo en claro, en el país hay 4 masas de aire específicas: el Pacífico, el Polar Antártico –que no llega casi nunca–, el Atlántico y –según la época del año– el Tropical Continental Marítimo, que puede venir de Salta o del Brasil. Este año fue mucho más ventoso y los centros vinieron del pacífico. Toda la Patagonia está dominada por la corriente del Pacífico –o sea del oeste– y como viene sucediendo últimamente llega con características bien marcadas y significativas, con vientos fuertes que arrancan de la montaña y van hacia la estepa.

Respecto a las señales de la naturaleza, muchas veces las nubes predicen el clima y dependiendo de su tipo son precursoras de mal tiempo. Por ejemplo los altos cumulus en forma de parche anuncian que va a cambiar la masa. Hay personas que se pasaron años estudiando las nubes que avisan de antemano fenómenos determinados. Son muchos los elementos que se tienen en cuenta para la previsión del tiempo. En lo personal le presto mucha atención a las nubes.  Hay muchos baqueanos de la zona que utilizan otras señales de la naturaleza y también es valorable. Así como también hay apasionados por la meteorología que quizás no tuvieron la suerte de poder estudiar pero que recolectan datos y buscan información.

Predecir el tiempo es complejo porque al menos aquí es muy cambiante, varía mucho, veces se emiten las alertas correspondientes y horas después resultan innecesarias. Hay que conocer cada lugar, por eso a veces la experiencia de haber visto sucederse las situaciones a través de los años vale más que un sistema de previsión determinado aplicado por alguien de otras latitudes. Para un pronosticador es importante conocer la zona y más en Bariloche, donde hay un espectro muy amplio entre la estepa y la montaña y donde en pocos kilómetros cambia un montón. Está claro que no tenemos una bola mágica y siempre el grado de precisión de un pronóstico va a ser mayor cuanto más cercano sea en el tiempo.

¿Cuáles son los principales cambios que sentís en la región en los últimos años? ¿Estamos a tiempo de revertir el cambio climático?

Esperemos que sí, que estemos a tiempo. Creo que hay una concientización a nivel mundial bastante grande de que hay que cambiar las cosas y cada uno puede hacer algo para modificar está realidad porque todos somos un poquito responsables, unos más que otros, pero todos podemos hacer algo. El clima ha cambiado y lo sigue haciendo. Las temperaturas medias han aumentado. Puntualmente nosotros, haciendo los datos, vemos que los valores numéricos se han modificado y mucho. Claramente se ve en la Antártida, donde hoy en día las temperaturas directamente son otras con respecto a años atrás. Con todo el impacto que causa el ser humano sinceramente no sabemos a ciencia cierta dónde vamos.

Argentina es un país que está muy ligado al cambio climático, especialmente la zona central y la Patagonia donde se está viendo que las cotas de nieve están más altas, que los procesos de nieve son menos duraderos, mientras que el centro del país está viviendo procesos mucho más intensos: lluvias muy fuertes, seguidas de sequías muy profundas con olas de calor. El clima en la zona de Bariloche en los últimos años ha cambiado un montón. Ahora es mucho más caluroso, antes las remeras y las ojotas casi no se usaban. A su vez es más extremo, ya casi no hay estaciones y temperaturas medias: hace mucho calor o mucho frío.

Según nuestras observaciones el invierno en Bariloche es cada vez más corto, no tanto por la cantidad de días de nieve sino por la calidad de la misma, ya que la nieve caída se va más rápido. Otra característica que observamos es que el verano está corrido y comienza más tarde. Aquí tenemos los datos de la estepa, sería buenísimo contar con otro sistema de medición en la zona de montaña, si contáramos con más puntos de medición podríamos cotejar mejor las variables.

 ¿Además del ámbito público que alcances tiene la profesión en la esfera privada?

En el norte de la Patagonia existe una importante zona productora de manzanas y peras. La posibilidad de tener información generada por un meteorólogo y conocer cómo van a evolucionar las variables meteorológicas facilita la toma de decisiones, con un rango de error menor por parte del productor que trabaja en el campo donde las variables meteorológicas son muy extremas, con heladas, granizo, lluvias, sequías y más o menos viento.

A las empresas en general el pronóstico les interesa por una cuestión de costos y beneficios relacionados con la previsión de incidentes y accidentes. Todo lo que tiene que ver con la venta de alimentos, refrigeración, calefacción, todo lo que tiene que ver con logística, transporte, realización de eventos. Por ejemplo en el cerro Catedral haciendo previsiones de antemano respecto al viento, la caída de nieve y otros factores se puede optimizar el correcto funcionamiento de los medios de elevación. También en los aeropuertos donde se desarrolla actividad privada la misma se ve afectada con la caída de nieve y los pronósticos relacionados al tema son indispensables.

Cuando vivimos lo de las cenizas volcánicas nosotros informábamos respecto a su dispersión de acuerdo al viento según el cual se veía afectada una comunidad más que otra, ese servicio brindado con horas de anticipación les permitía a los municipios, las empresas y los particulares determinar el tipo de actividades que iban a poder realizar. No obstante está claro que uno puede estar más o menos preparado pero con la naturaleza no se puede.

¿Cuál es el evento meteorológico que más te ha impactado? ¿Qué otro fenómeno meteorológico te gustaría ver?

La erupción del Volcán Puyehue fue lo más significativo porque no teníamos la punta del ovillo desde la cual comenzar a investigar. Arrancamos de cero ya que no teníamos mediciones y no sabíamos cómo se comportaba. Ese 4 de junio del 2011 la fricción de las nubes de polvo volcánico con la atmósfera generó los que conocemos como rayos secos, porque se cargan de estática. Imaginate que a las tres de la tarde se hizo de noche y comenzó a caer arena del cielo, mientras los rayos en el horizonte cruzaban todo el cielo. Sin duda ese fue uno de los fenómenos más impactantes que me tocó vivir en esta Patagonia donde uno no se termina de acostumbrar a los fenómenos extremos.

Ese día en el aeropuerto nadie conocía el fenómeno, era todo nuevo y comenzamos a recibir ayuda de muchas otras instituciones. Sin embargo sabíamos que algo teníamos que hacer, porque no había vuelos y sin vuelos la actividad turística y económica en general se ve seriamente afectada. Estuvimos sin vuelos durante 9 meses, porque había pluma, cenizas suspendidas en el aire, nuevas caídas o la remoción de las cenizas caídas causada por el viento. No existía equipamiento ni mecanismos que permitiesen medir estas cuestiones y no sabíamos de qué manera encararlo.

A partir de esa experiencia se comenzó a trabajar y gracias a esos estudios hoy en día se vuela con cenizas volcánicas. Como te decía en Europa ya existía un protocolo como el que manejamos hoy en día, porque muchos países se ven afectados por el tema, sobre todo los países nórdicos que son precisamente los padres de la escuela meteorológica actual y que tienen muy buenos meteorólogos. A su vez en este aeropuerto fuimos los primeros que comenzamos a realizar los protocolos de medición que a partir de nuestro trabajo comenzaron a replicarse. Hoy en día conformamos una red importante integrada por Estaciones Meteorológicas de diferentes lugares en el mundo donde realizamos estas mediciones que comenzaron a implementarse a partir de este evento volcánico que sufrimos en 2011.

Con respecto a los efectos meteorológicos que me gustaría ver desde chico siempre me gustaron las auroras boreales. Por suerte a fin de este año me voy durante doce meses a la base Carlini en la Antártida, ya que salí preseleccionado en un proyecto de investigación hace poco tiempo. Esa es una base científica donde hay investigadores de todo el mundo dedicados a diversos estudios de la biósfera. Era lo que me faltaba, ya que me han pasado muchas cosas relativas a este oficio y ésta sin dudas será una de las más importantes. Era uno de los últimos deseos que me quedaba por cumplir así que estoy muy contento de poder cumplirlo. Poder ver los fenómenos extremos que hay en la Antártida –como la caída de cristales de hielo o de agujas de hielo– es una tentación que espero poder satisfacer.

Entrevista realizada en la primavera del 2017 y publicada en el N° 47 de Revista TODO.