¿Capricho o necesidad?

Enseñar a nuestros hijos e hijas a distinguir lo necesario de lo accesorio no es solo un tema educativo, no se limita a una cuestión ética o de valores. También es un tema cognitivo.

“Lo quiero” o “lo necesito” son frases que están entre las preferidas de nuestras hijas e hijos. A los cuatro años y a los diecisiete. Tienen un talento especial para convertir la compra de unos pantalones de marca en una urgente necesidad o la tableta de chocolate en un asunto de vida o muerte. Muchas veces, cuando se comportan así los tildamos de caprichosos, pero lo cierto es que habitualmente y sobre todo en la primera infancia, no les enseñamos a distinguir entre lo necesario y lo prescindible.

¿Por qué es tan importante enseñarles desde pequeños a distinguir entre necesidad y capricho?

Enseñar a nuestros hijos e hijas a distinguir lo necesario de lo accesorio no es solo un tema educativo, no se limita a una cuestión ética o de valores. También es un tema cognitivo, intensamente entrelazado con la capacidad de regular el propio comportamiento y la planificación y logro de objetivos.

El enseñarles desde sus primeros años a diferenciar algo necesario de un simple capricho fortalece sus capacidades de diferenciar entre datos relevantes y no relevantes, interiorizar su propio comportamiento, ejercitar el razonamiento lógico y el pensamiento hipotético, poder establecer categorías, descentralizar su comunicación y lograr controlarse ante imprevistos de todo tipo como pueden ser una agresión o una emergencia. Una gran cantidad de habilidades cognitivas que les ayudan a posponer la gratificación inmediata, o superar rápidamente la primera impresión de un accidente para actuar de manera eficaz, y poder tomar una decisión basada en la reflexión y no en la reactividad, el pánico o las apetencias.

También es importante porque a través de esta distinción entre el antojo y la necesidad aprenden a prescindir –ya que tarde o temprano tendrán que prescindir de cosas, personas, mascotas, hábitos, etc.–, a regular su comportamiento, a manejar la frustración y valorar lo que tienen, a priorizar necesidades, a comprender la relación entre el trabajo –mediante el cual se obtiene el dinero necesario para alimentarse, vestirse y participar de la vida social que cada uno pueda desplegar– y gastarlo, ya sea que ese dinero lo haya ganado su mamá o su papá o le pertenezca.

Ante un capricho ¡pregunta!

Una vez que tu hija o tu hijo entienden la diferencia entre capricho y necesidad podés mediar con él o ella haciendo preguntas clave que le ayuden a reflexionar sobre la característica de esa necesidad. Naturalmente tendrás que adaptar las preguntas a su edad y elegir el momento, porque en mitad de una rabieta o de un desafío será difícil que escuche y pueda responder o intercambiar pareceres y sernsaciones. Algunas de estas preguntas pueden ser ¿Creés que esto lo necesitás o es un capricho? ¿Por qué lo creés? ¿Por qué lo querés? ¿Qué ocurriría si no pudieras tenerlo? ¿Cómo afectaría esto a tu vida? ¿Afectaría a más personas? ¿Qué es lo peor que podría ocurrir si no lo consiguieras? ¿Eso es tan importante? ¿Cómo te sentirías? Si no pudieras tenerlo ahora ¿creés que lo seguirías queriendo dentro de tres meses? Entonces, dentro de tres meses ¿sería necesidad o capricho?

¿Cómo enseñarles a diferenciar entre el capricho y la necesidad?

Cada vez que tus hijas e hijos quieran algo que consideres que es un capricho podés decirles que hagan una lista de “Cosas que quiero y no puedo tener ahora” y escriban ese deseo insistente en ella a la vez que reflexionan juntos sobre el hecho de que seguramente esas ganas repentinas de una golosina, o un objeto caro y/o suntuosop pueden esperar un poquito más, por ejemplo hasta que ella o él tengan dinero ahorrado o le regalen dinero cuando sea tu cumpleaños, Navidad, etc. Llegado ese momento podrán buscar su lista, leerla y comprar aquello que quieran en ese momento, aunquelo más seguro es que con el paso del tiempo esa necesidad disminuya y llegado el momento ya no lo quieran. Ese será entonces el mejor momento para hablar con ellos y ellas sobre la diferencia entre necesidad y capricho.

También es aconsejable que le expliques, adaptando la explicación a su edad, la diferencia entre capricho y necesidad. La comida es una necesidad porque no podemos vivir sin ella, sin embargo ese jueguito nuevo que quéres instalar en tu computadora puede hacerte mucha ilusión pero no es necesario para vivir. Podés proponerle como juego que ambos realicen al mismo tiempo –para ver quién lo logra primero– dos listas personales de diez cosas que cada quien considera necesarias y diez cosas que les parecen caprichos o antojos. Luego pueden leerlas y reflexionar e incluso volver a formularlas para colocar en la lista adecuada aquellas que ahora les parece que van en una u otra lista: ¿En qué lista colocamos tener otros botines si los que tenés están rebuenos y te van bien? ¿Y los caramelos antes de tomar la leche? ¿Qué opinas de tener un hogar y una familia? ¿Y el amor de los abuelos? ¿Están al mismo nivel?

Para finalizar, el mejor de los consejos que puedo darte es que le ofrezcas tu ejemplo, ya que no hay manera más genuina y efectiva a la hora de enseñar una práctica o una conducta que el propio ejemplo. Por caso podés contarle que hacer la lista de las compras no te ayuda solamente a no olvidarte nada sino que también te ayuda a evitar comprar cosas por impulso o reflejo que no son necesarias, de hecho podés habituarte a realizar esa lista de compras con tu hija o tu hijo y utilizar el momento compartido para charlar sobre lo nesario y aquello que no lo es, de este modo le estarás enseñando a planificar y a establecer prioridades simplemente mostrándole cómo lo hacés vos cotidianamente.