Instalaciones eléctricas seguras

La electricidad es la energía que más utilizamos en nuestro hogar para todo tipo de actividad, pero es realmente peligrosa si no es utilizada de forma correcta y segura.

Cuando utilizamos diferentes electrodomésticos y aparatos electrónicos para satisfacer nuestras necesidades cotidianas –como cargar el celular, lavar la ropa, ver la televisión entre otras cosas– sin darnos cuenta manipulamos energía eléctrica, la cual en ciertas condiciones, muy comunes por cierto, nos expone a riesgos tan peligrosos que muchas veces resultan letales.
Empezaremos a hablar sobre el riesgo eléctrico, pero antes, ¿sabés que es la electricidad y cómo se distribuye dentro de nuestro hogar?
La electricidad es la energía que alimenta y hace funcionar a nuestros televisores, computadoras, lámparas y máquinas. Esta energía es generada en centrales eléctricas y luego transformada y transportada a centrales más pequeñas desde donde la hacen llegar –a través de tendidos eléctricos– a los medidores domiciliarios. Todo este recorrido consta de varios cientos de kilómetros, lo que nos permite imaginar que la “potencia” que tiene la energía eléctrica es mucha, o al menos la necesaria, como para alcanzar a cumplir su cometido.
Cuando tenemos una instalación eléctrica domiciliaria –diseñada para utilizar electricidad de manera doméstica– contamos con un voltaje de 220 volts y, según la categoría correspondiente a nuestro consumo, los cables que la compongan deberán ser de determinadas secciones o como suele escucharse “más gruesos o más finos”. Que el cable deba ser de mayor o menor sección se define para cada caso y para cada uso en particular y esto lo determina un electricista matriculado a partir de un análisis y un cálculo previo. Es necesario e importante realizar este cálculo de antemano, ya que de no hacerlo nos exponemos a un error muy frecuente: el de no prever situaciones que sobrecarguen nuestras instalaciones generando diferentes consecuencias posibles, entre ellas un incendio.
Generalmente la decisión de no realizar estos análisis previos tiene dos grandes causas: ahorrar dinero y/o desconocer la importancia de los mismos. El primer caso es comprensible dado que implica la intervención de un idóneo en el tema que cobra por sus servicios, pero el segundo habitualmente se da por falta de prevención y es precisamente la cultura preventiva la que debe guiarnos para tomar las decisiones acertadas y diseñar una instalación eléctrica acorde al consumo, utilizando los materiales correctos y los dispositivos de protección adecuados para evitar peligrosos riesgos.
Quienes no tengan idea cómo es la instalación eléctrica de sus casas tienen que saber que la misma se compone básicamente de un número determinado de cables que a través de tuberías específicas van de un lado hacia otro conectando enchufes y teclas y vinculándolos a un panel central conocido como “tablero” donde de encuentran otras llaves que tienen un uso determinado.
Los cables para uso eléctrico a 220 volts atraviesan un minucioso control de seguridad y calidad cuando son fabricados ya que deben soportar el paso de la corriente eléctrica sin deformarse ni calentarse. No cualquier cable puede ser utilizado para una instalación y la procedencia debe ser confiable. Es común ver incendios producto del uso de cables, tuberías y accesorios eléctricos no certificados.
En cuanto a los mecanismos de seguridad que protegen a nuestro hogar y a nosotros, en caso de algún desperfecto eléctrico o negligencia, están precisamente en el tablero que, por lo general, vemos cerca de la entrada de nuestra casa, donde se encuentran las llaves que producen el corte del suministro eléctrico de manera automática o manual según el caso. A estos tableros popularmente se los llama “caja de térmicas” pero, ¿por qué y de dónde viene este término?
La expresión “llave térmica” o simplemente “térmica” deriba del nombre técnico de este dispositivo de seguridad denominado Llave Termomagnética cuya función, en pocas palabras, consiste en detectar cuando los cables tienen una sobrecarga a través de la elevación de la temperatura de los mismos, en cuyo caso la llave genera el corte automático para evitar que se sigan calentando y produzcan, por ejemplo, un incendio. Este calentamiento de los cables se da por conectar más aparatos que aquellos para los que fue diseñada la instalación o equipos de uso industrial –como pueden ser herramientas–; y también puede darse por desperfectos en algún tomacorriente, llave o conductor.
Si el corte automático se debe al hecho de haber conectado aparatos en exceso el mismo se resuelve controlando la cantidad de apartatos enchufados simultáneamente para que no exceda las posibilidades de la instalación. En este caso podremos volver a activar la llave sin problema, pero si vemos que el corte automático persiste seguramente se trate de un problema mayor y deberemos acudir a un electricista matriculado. Nunca intenten forzar esta llave o manipularla para que no realice el corte automático, si hay corte es por que algo lo está generando y no hacer caso a esta advertencia es sumamente peligroso.
Otra llave que podemos encontrar en el tablero principal es el disyuntor o llave diferencial que tiene como función interrumpir el flujo de electricidad si detecta diferencias entre las magnitudes eléctricas. Si el disyuntor “salta” nos está avisando que hay un cortocircuito por estar utilizando aparatos defectuosos o por problemas de humedad que generan fugas electricas. Por ejemplo, si una persona recibe una descarga eléctrica la misma es detectada por el disyuntor el cual inmediatamente genera el corte automático.
De todos modos el uso de llaves térmicas y disyuntores debe ir siempre acompañado de la instalación de puesta a tierra, cuya función es conectar todo aparato e instalación a una jabalina enterrada para que en caso de que exista una fuga eléctrica la misma se descargue hacía la tierra y no en la persona que esté en contacto con el aparato que falla. Del mismo modo, si la instalación de puesta a tierra no está acompañada de un disyuntor se encuentra incompleta, ya que este es quien detecta la fuga y realiza el corte de energía, caso contrario la fuga seguirá yendo a tierra sin que nosotros lo advirtamos.
Ahora, si no tenemos en cuenta estos aspectos con respecto a las protecciones adecuadas y a su uso, ¿qué nos puede ocurrir?
Al entrar en contacto con la electricidad nos podemos exponer a lesiones que van de leves a graves, estas últimas pueden ser quemaduras severas, daños en órganos internos y/o paro cardiaco entre otras. Como dijimos al principio la gravedad estará determinada por diferentes factores pero hay que tener presente que sus consecuencias pueden resultar mortales, por eso son importantes las siguientes recomendaciones: al momento de cambiar una lámpara hacerlo tomando la carcaza plástica sin tocar la parte metálica del portalámpara; cuando se limpian electrodomésticos asegurarse que estén desenchufados y al momento de desenchufarlos no hacerlo tirando del cable sino de la ficha; y además es aconsejable colocar tapas a los tomacorrientes que estén al alcance de los niños.
Como podemos ver cada accesorio y dispositivo en una instalación eléctrica tiene su función y es de suma importancia respetar los requisitos para que nuestra instalación sea segura. También es muy importante que al momento de tener cualquier tipo de problema no intenten resolverlo por su cuenta y contacten a un electricista matriculado. Y si la instalación es antigua es recomendable actualizarla y realizar una revisión anual para descartar problemas futuros.
La prevención es la herramienta más efectiva con la que contamos y la debemos utilizar siempre en pos de la seguridad de nuestro hogar y de quienes vivimos allí.

Marcos Luis Ariel Conde es Coordinador académico de la Tecnicatura Superior en Seguridad e Higiene ISSAG – ATSA.